¿Puede una portada de revista viajar en el tiempo? ÚRSULA CORBERÓ y el futuro secreto del glamour vintage
«Una portada no es solo una imagen. Es una declaración de intenciones.»
ÚRSULA CORBERÓ aparece en la portada de VOGUE ESPAÑA como si hubiese salido de un sueño entre neones y terciopelo, entre espejos empañados por el pasado y luces que apuntan al porvenir. Una visión firmada por la hipnótica lente de ELIZAVETA PORODINA, que no solo fotografía, sino que invoca. Lo que se ve ahí, bajo ese foco teatral y esa mirada felina, no es solo a la actriz que conocimos corriendo con monos rojos y máscaras de Dalí. Es una especie de deidad del GLAMOUR VINTAGE que se disfraza con el estilo retrofuturista de BALENCIAGA PRIMAVERA 2025, como si las décadas pasadas y futuras se hubieran dado un beso al final de la pasarela.
Todo en esa imagen es exceso, pero también contención. Es pasado, pero también presagio.
Origen: Úrsula Corberó Serves Vintage Glamour as Vogue Spain’s May 2025 Cover Star
Cuando una actriz se convierte en concepto
He aprendido con los años que no hay mayor truco en la moda que encontrar el rostro perfecto para un concepto. Y en este caso, Úrsula Corberó no actúa: encarna. Su elección no es casual, sino certera. ¿Quién más podría combinar esa expresión desafiante con una elegancia casi líquida? Su cuerpo es lenguaje, y en esta portada habla con acento de otros tiempos, pero en código binario. Porque si algo ha demostrado esta actriz es que no necesita cambiar de registro: los registros se adaptan a ella.
La simbiosis con Porodina es tan evidente como envolvente. La fotógrafa, conocida por sus juegos de sombras y sus atmósferas espectrales, le da a Corberó una dimensión pictórica, casi onírica. Es como si alguien hubiera arrancado una página de una novela de ciencia ficción escrita en los años setenta y la hubiera proyectado en papel satinado. Esta portada no es para mirarla: es para quedarse a vivir en ella.
«El futuro se viste con la nostalgia bien entendida.»
Glamour vintage y estilo retrofuturista: ¿enemigos o amantes?
Seamos honestos: el término retrofuturista suena a contradicción, pero en realidad es una fórmula mágica. Es como si el pasado, en vez de quedarse quieto, hubiese decidido imaginar su propio porvenir. En la colección Primavera 2025 de Balenciaga, eso es exactamente lo que pasa. Las siluetas del maestro Cristóbal Balenciaga no se repiten: se reinterpretan como si fueran esculturas mutantes, con tejidos que parecen haber llegado desde otra dimensión.
Helena Tejedor, responsable del estilismo en la sesión, juega con esas líneas del tiempo. Mezcla hombreras exageradas con cortes minimalistas, gafas envolventes con peinados inspirados en las divas de los años cuarenta. Todo huele a viejo, pero brilla a nuevo. Como si el guardarropa de una estrella del pasado hubiese sido hackeado por un androide elegante.
Y ahí está Úrsula, desafiando la cronología. El cuero rígido se convierte en armadura emocional, los brillos metálicos en campos de fuerza. Ella no posa: resiste. La portada no seduce: atrapa.
Las portadas que no se conforman con ser bellas
Las revistas de moda, lo sepamos o no, han sido las grandes autoras del guion visual de nuestras vidas. No exagero. Desde la primera vez que una mujer apareció con sombrero en una ilustración de Vogue a principios del siglo XX, hasta esta fantasía galáctica con Corberó, las portadas nos han dicho quién deberíamos ser, cómo vernos, y —más recientemente— cómo romper todo eso.
Pero también han sido espejos deformantes. Y justo ahí es donde esta portada marca la diferencia: no refleja, sino que cuestiona. ¿Qué es la feminidad ahora? ¿Qué fue antes? ¿Qué se espera de una mujer que ocupa ese espacio central en una publicación como VOGUE ESPAÑA?
Porodina y Corberó no dan respuestas, pero las insinúan con poder. Nos devuelven una imagen fuerte, sobria y teatral, pero también vulnerable. Porque lo verdaderamente femenino —y lo verdaderamente humano— nunca se deja atrapar del todo por una lente.
«La moda no es disfraz. Es armadura, es arte, es mensaje cifrado.»
Cuando las colaboraciones no son estrategia, sino alquimia
En la industria de la imagen, no todo es postureo y marketing. Hay colaboraciones que funcionan como si las partes implicadas hubiesen estado destinadas a encontrarse. Eso pasa aquí. La química creativa entre Elizaveta Porodina y Úrsula Corberó no es algo que se pueda producir con un algoritmo ni diseñar en una reunión de redacción. Es un cruce de energías, de estilos, de códigos visuales y de personalidades.
El resultado es mucho más que una simple portada bonita: es un manifiesto visual. Un retrato que no solo documenta una tendencia, sino que genera un nuevo imaginario. Porque una imagen puede ser efímera, sí, pero también puede quedarse tatuada en la retina colectiva.
Y eso, querido lector, no se consigue todos los días.
El nuevo lenguaje del pasado
El auge del glamour vintage no es una moda pasajera. Es un síntoma de algo más profundo: la necesidad de volver a lo esencial, a lo estético con sentido, a lo emocionalmente reconocible. En un mundo saturado de filtros, hiperrealidades y algoritmos, hay algo profundamente conmovedor en ver una portada que parece sacada de un sueño retro.
Las revistas lo han entendido. Ya no se trata solo de vender ropa o accesorios, sino de vender una emoción, una atmósfera. De hacer que el lector, por un instante, se sienta parte de una historia más grande. Y esa historia, en este caso, es un puente entre el ayer y el mañana, con Úrsula como guía y Porodina como medium visual.
“La moda pasa. El estilo, si sabe viajar en el tiempo, permanece.” (Eco de Coco Chanel)
¿Y ahora qué?
¿Seguirán las revistas apostando por este tipo de narrativa visual? ¿Se consolidará la estética retrofuturista como el nuevo lenguaje del lujo editorial? ¿O estamos ante un destello único, una rara conjunción astral entre talento, estética y momento histórico?
Lo que está claro es que esta portada ha hecho algo que muy pocas logran: detener el tiempo. Y en ese instante suspendido, todos —lectores, estilistas, fotógrafos, actrices— nos sentimos parte de algo que va más allá de una tendencia. Es un susurro del pasado que se vuelve grito del futuro.
Y tú, ¿te atreverías a escuchar lo que esa imagen está tratando de decirte?
“Una imagen poderosa no se ve. Se intuye. Se queda.”
“El futuro es un pasado que aprendió a vestirse mejor.”
“Úrsula Corberó no posa. Encanta.”
¿Y si la próxima portada que nos inspire ya fue soñada hace décadas? ¿Y si el secreto de la moda no está en innovar, sino en recordar con estilo?