TIENDAS DE ROPA HIPSTER PARA LOS RETRO: DEHIPSTER – Todos y todas nos dimos cuenta hace tiempo de las similitudes de la ropa vintage con el estilo de los hipster, tanto mujeres como hombres. Podemos hallar todo lo que deseemos en cuanto a ropa vintage, retro o hipster en la web que os recomiendo en este post. Pero hablemos de hipster y ropa vintage.
Hipster
El término Hipster se utiliza para denominar a una subcultura contemporánea de jóvenes correspondientes a la clase media y alta que está asociada a la música y cine sin dependencia. También a un gusto por la tendencia y el arte que se aleja de los cánones establecidos. Son lo que en Madrid conocen por “modernos de Malasaña”. Su estética acostumbra a tener pinceladas de estilo retro y vintage, que aplican tanto a su forma de vestir como a su estilo de vida.
Ropa Hipster
La ropa hipster es popular. Para vestir al estilo de los hipsters y hacer tus compras a través de Internet, te recomiendo la tienda online de ropa hipster. Hoy en día hay muchas marcas de ropas hipsters. La indumentaria para hipsters es el sello de la personalidad de todas esas personas que persiguen esta filosofía de vida. Comúnmente compran sus prendas en las tiendas más próximas de sus viviendas para apoyar el negocio local. Pero la vida evoluciona y muchos hipsters se están decantando en hacer sus ventas en línea. De esta forma ayudan también al comercio minoritario que se mueve por la Red y que puede estar localizsdo en cualquier parte del mundo.
Cualquier persona que haya vivido aquella fantástica época de finales de los 90 y principios del 2000 en la periferia de una gran ciudad recordará las chaquetas de Alpha Industries. Desde el modelo MA-1, más popular como la ‘bomber’, hasta la Alpha plateada, la máxima expresión de la tendencia poligonera. Cuando pensábamos que esos tiempos habían desaparecido resulta que Alpha Industries se ha aliado con Urban Outfitters, la cadena de ropa más hipster.
TIENDAS DE ROPA HIPSTER PARA LOS RETRO: DEHIPSTER
Calidad, diseño, historia
Son las características que llevan a adquirir una prenda o un accesorio en una de las llamadas tiendas vintage. Sus usuarios comunes no buscan lo más reciente del mercado ni miran las colecciones que se lanzan en cada temporada sino más bien, todo lo opuesto. Aunque esta clase de shoppings están lejos de ser noticiosos, experimentan un apogeo mundial. Estos sitios tienen ropa de marca en increíble estado. La histórica tienda norteamericana What Goes Around Comes Around no sólo es un ícono neoyorquino desde 1993 sino que se expandió a Miami y en octubre del año pasado abrió su sexto local en Los Ángeles. Y esta es solo un ejemplo.
El Norte de Madrid, el de las urbanizaciones de clase alta y el Noroeste, menos adinerado seguían produciendo grupos “rockeros” para que los pijos de todo el país cantasen al unísono. Son esos autocalificados como “canallas”. Comenzaban a poblar las discotecas de la España del milagro económico, Rodrigo Rato. El canallita no tenía como referente a David Summers, sino a los megafichajes del Real Madrid. David Beckham en sus días galácticos.
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Esos “pijos canallitas”…
…con una pinta a medio sendero entre el consultor y el presentador de programa deportivo. Estos pijos sí intentaban por todos los métodos llevar a cabo ostentación pública de su poder, de sus influencias y de su perfil cosmopolita. En la España del primer pelotazo socialista se enriquecieron unos pocos y las clases medias aumentaron su poder de compra. En la España de la burbuja inmobiliaria se llegó al convencimiento de que hasta las clases medias-bajas podían jugar en bolsa y adquirir pisos. Los nuevos pijos se hacían trajes a medida, viajaban muchísimo y hasta tenían ideas de negocios.
La ropa campestre de los viejos terratenientes y la alta sastrería reempaquetada agradaba a los nuevos ricos. En España, el certificado de defunción del pijerío clásico lo firmó una película de Juan Cavestany llamada El asombroso mundo de Pocholo y Borjamari. Los dos idiotas no se daban cuenta de que su fiesta se había acabado. En 2008 la burbuja, parida y mimada por Aznar y sus secuaces le estalló en la cara al incauto Rodriguez Zapatero. Y llegaron los hipster. Y más cosas. Todo iba a cambiar, y no precisamente a mejor. A estas alturas del s XXI, varios años después, estamos hasta los hipster de manipulación, corrupción, radicalismos patrios varios y comeduras de tarro políticamente correctas que maridan con intransigencias progres.
Hasta el año 2000 hubo en España mods, rockers, punkis, heavies, emos… Y después, la nada detrás de una barba etrusca bien cuidada. Qué es un hipster verdaderamente es la pregunta que nadie sabe responder. Algunos escritores de libros de moda dicen que el hipsterismo es una clase de respuesta cultural de los hijos de clases acomodadas frente su pérdida de estatus económico. Estaban acostumbrados ellos a la buena vida, y llegó Zapatero ¡que pena!
Por cierto ¿Y las hipster? Nadie habla de ellas ¿existen? ¿llevan bigote? ¿Se dejan pelos en las piernas? ¿Es el hipsterismo un movimiento machista o heteropatriarcal?
Entiendo muchas cosas cuando me doy cuenta que los hipsters son chavales que aunque no tengan bastante dinero poseen reservas de capital cultural, una titulación, la preparación ganada en la facultad (facultitis) y códigos culturales. Aunque estos jóvenes han perdido temporalmente el poder y el dinero activan su poder cultural en los barrios pobres de las localidades a los que se mudan. Los códigos de “lo hipster” son el gusto por tendencias musicales pijoprogres, el consumo compulsivo de productos culturales pseudoalternativos, las posiciones políticas progres y un consumo muy determinado de comestibles orgánicos, productos artesanales y ropa de segunda mano.
TIENDAS DE ROPA HIPSTER PARA LOS RETRO: DEHIPSTER
Hay quien asegura que todos los hipsters son ricos.
Los modernos, desde sus orígenes siempre tuvieron algo de pijos. Pensemos en los hippies…
Seguro que tu amigo hipster habla bien inglés porque todos los veranos le han mandado a Inglaterra, dice “crack”, “campeón”, y “fenomenal”, conduce irresponsablemente el coche que sus padres le han comprado, y cuando nos habla de su madre la llama “mamá” aunque no la conozcamos (“A mamá le encantarían tus plantas”), y convive con alguien en su familia con un título nobiliario, que veranea en Sotogrande.
Sudaderas de algodón con capucha, camisetas con mensajes retro, zapatillas con suela de goma, camisas hawaianas, barbas, gafas de sol pintonas, vaqueros bien remangados… ¡Anda copón, pero si es lo que me pongo yo todos los días! ¿Seré yo también un puto hipster?
Una tribu urbana define a un conjunto de individuos que adoptan un grupo de hábitos, creencias, y signos de identidad estética. Lo hipster, en cambio, nació exactamente con esa idea: la de marcar la diferencia. Sienten mucha melancolía. Y esta les transporta a buscar el regreso a un mundo más “auténtico”, de bigotes, barbas del siglo XVIII, bares de viejos con tapas buenas, trajes entallados, pajaritas de inspiración victoriana, bodas campestres, gafas de pasta, festivales de música, discos de vinilo, vacaciones en pueblos con encanto, zapatillas con suela de goma, y ensaladas de semillas extrañas.