Un lugar perdido en el tiempo.
Junto a la iglesia de Sant Miquel, donde antaño hubo hasta cuatro bares hoy sólo queda este entrañable rincón perdido en el tiempo. Sólo un par de mesas en el exterior y otras pocas en el interior, un mostrador de madera de los que ya casi no se ven en ninguna parte, un enorme ventilador en el techo y algunos cuadros, todo totalmente vintage, pero sin pretenderlo y un teléfono de esos vintage de los que aún puedes usar para llamar al fontanero de Ibiza.
Un lugar en donde se respira la más absoluta tranquilidad a todas horas del día y de la noche.
Un bar retro de tradición familiar
El tío de Cati Planells (actual propietario del bar) fue quien lo inauguró en aquellas épocas en que esperaba al domingo para que se llenara de hombres que buscaban el descanso merecido a una semana de duro trabajo en el mar.
Cati Planells ha seguido con la tradición. Ahora el bar se llena de jubilados, guiris y otras gentes de paso y del pueblo.
Por supuesto, no podían faltar los artistas y bohemios a quienes este lugar les encanta. Como es de suponer en los años 60 no pudieron faltar como clientes aquellos genuinos hippies ibicencos que venían de todo el mundo.
Cuando visites Ibiza, no te pierdas una visita a este rincón perdido en las tranquilas aguas del tiempo.
FUENTES: http://ocio.diariodeibiza.es/ y www.zurired.es/vintage