…Incluso de esta forma, por un inconveniente de herencias, el establecimiento forzó a su dueña a ponerlo a la venta, haciéndose evidente una escasez de productos y de calidad en la oferta que poquito a poco fue espantando a clientes dejando huérfano a un distrito del encanto que su negocio proveía.
«Por un lado hallamos el estilo ‘básico’ EGO consistente en una cata de jamón cortado a contra de las fibras del músculo y que deja descubrir todos y cada uno de los matices y sabores que contiene la pata del jamón. Por otro lado, Emilio introdujo hace unos años las fusiones de jamón con elementos externos como wasabi, sésamo, jengibre o bien dátil, dejando al comensal gozar de una experiencia única y descubrir sabores nuevos y plenamente diferentes», aclara María Chana, directiva de comunicación y marketing del restaurante.
Su atrayente en el plato se hace apreciar en su interiorismo y testera, con un rótulo luminoso que llama la atención por las noches y que prosigue haciendo honor al local que una vez fue, puesto que se ha mantenido igual que otrora y con la única modificación de una impecable restauración.
Los viandantes del distrito y los turistas que se aproximan a él ven como labor imposible no pararse hipnotizados en frente de su escaparate, viendo las patas de jamón que se exponen y que son la perfecta tentación para entrar y cotillear lo que se cuece en este particular local. Cosa extraña en una calle de paso como lo es Atocha, en la que un restaurante o bien bar no acostumbra a ser el atrayente primordial.
Ahora, es acá mismo donde se dispensan cócteles concebidos por el coctelero Adam Varga como el Spritz de la casa –Aperol, prosseco y vino dulce Oremus–, un tradicional Bellini o bien un guiño a Menorca con la Pomada, elaborada con ginebra Xoringuer.
Ferretería by EGO
Todo sea para darle la bienvenida a aquellos que procuran algo diferente en la capital de España y que se sale de los cánones del habitual local de tapas y olé a los que se está habituado en la zona, a sabiendas de que acá se toman de verdad obsequiar algo tan valioso como el buen producto.