Málaga capital ha emergido en el siglo veintiuno como nuevo destino con una oferta de museos prácticamente única. Torremolinos, por su cercanía al aeropuerto y ubicación estratégica, como puerta de acceso a la Costa del Sol más occidental, le dio su actual liderazgo hotelero.
abril 2020
Viajemos en el tiempo, hasta principios de los años cincuenta en la Costa del Sol. Observamos playas enteras prácticamente vírgenes, desde Manilva hasta Nerja. Los pescadores no comprenden de turismo ni en pleno agosto. Los navíos recorren las zonas más cercanas, de lunes a domingo.
Para hacernos a la idea de lo que puede representar el nuevo escenario turístico, las pernoctaciones de visitantes foráneos a lo largo de el año pasado representaron más del sesenta por ciento en destinos como Málaga capital.
Hay que remontarse a fines de la década de los cincuenta para imaginar una Málaga como la de entonces, que comenzaba a edificar sus primeros hoteles para consolidarse como destino emergente. El Pez Espada se inauguró en mil novecientos cincuenta y nueve, justo cuando el descubrimiento de la Gruta de Nerja iba a mudar por siempre al pequeño pueblo marinero de la entonces famosa como región de la Axarquía.
Un par de años ya antes, por mil novecientos cincuenta y siete, el viejo Hotel El Fuerte comenzaba a captar los primeros turistas internacionales a un destino como Marbella, que aspiraba a competir con la Costa Azul francesa. Operadores ya retirados resaltan que la apertura de Torremolinos al planeta favoreció que entonces se empezara a volver a descubrir la provincia, con sendas cara a Ronda, Nerja y sus grutas y ese término marbellense donde empresarios madrileños y de otras comunidades habían puesto su atención para transformarlo en un destino de gran lujo.
Para nosotros el turismo extranjero es muy importante.
Deberemos tirar de los turistas nacionales y también imaginar que podríamos tener, merced a nuestras temperaturas, unos meses de octubre y noviembre inusuales.
Recordamos aquellos comienzos del turismo de masas y de qué forma desde la propia localidad de Torremolinos, perteneciente entonces al término municipal de Málaga capital, se levantó la economía con los pocos hoteles que había. Se llenaban todos y comenzaron a abrirse otros en Benalmádena, Mijas, Fuengirola y Málaga capital.
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